
Uno se sienta cómodamente a ver a la selección y no le queda muy claro que esta viendo.
No queda claro si estamos entre los mejores equipos del mundo o si somos solamente uno más del montón.
No queda claro porque teniendo a uno de los mejores volantes centrales del mundo (obviamente hablo de Mascherano), lo sacan de esa posición en el medio del campo y lo llevan al costado derecho para que juegue ¡Cambiasso! en el centro, que justamente, no queda claro por que juega.
No queda claro porque sigue atajando el pato, cuando esta muy claro que no debería hacerlo más, por edad y por rendimiento.
No queda claro si al equipo le falta velocidad cuando la tiene Riquelme o si le falta pausa cuando la tiene Messi.
No esta claro porque un técnico que jugo toda su vida con cuatro en el fondo, y que, por la obligación de salir a buscar un resultado, el sábado pasó a defender con tres, ahora piense que encontró el equipo. Si es así, lo encontró de pura casualidad o gracias al “talquito” mágico del panadero Diaz.
Lo único mas o menos claro es que el equipo del coco juega a ver que pasa, o sea, elige a los jugadores que mas le gustan, les pone la camiseta del mismo color y les dice “muchachos pásensela entre ustedes y después vemos que pasa. Si se inspira Riquelme, Messi, Agüero…muy bien, y si se inspira Heinze, Cambiasso, el pato….muy mal.
A mi algo me queda claro. Estamos más cerca del montón que de los mejores.
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